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TE LLAMO MAMA (Canción sobre el aborto) - Felipe Gómez

SEÑORA ADINERADA BUSCA BUEN SEMENTAL


Ocurrió en un balneario, situado en un pequeño pueblo cercano a Barcelona. Ella estaba pasando una grave crisis matrimonial y pensó que irse una semana a un balneario le ayudaría a decidir, si se separaba o no.
Llegó el domingo por la tarde, recogió la llave la habitación y los tickets de los servicios de los que disfrutaría: sesiones de masaje, ducha escocesa, además, tenía acceso libre al Spa (Jacuzzi), a la sauna normal y a la de vapor. También llevaba algunos libros, con los que llenar el tiempo, lo que ella no sabía es que no leería ninguno.
La mañana del lunes ya bajó con el albornoz puesto, para su primera sesión de masaje, la recibió una chico bastante guapo y muy cachas, que la hizo pasar a una pequeña sala.
La mandó quitarse el albornoz y tumbarse boca abajo en la camilla.-Debería despojarse también del biquini, señora.Ella dudó.Pero no estaba muy ducha en aquellas cosas y obedeció.Se quitó la ropa y se estiró boca abajo en la camilla, el masaje fue extraordinariamente suave, hacía tiempo que no la acariciaban y no tardó en mojarse.Cuando se volvió ya estaba muy caliente, llevaba tres meses sin mantener relaciones, el período más largo que había estado nunca y tenía unas ganas de polla que reventaba.Notaba perfectamente la humedad de su entrepierna, tan mojada estaba que el masajista, como quien no se da cuenta, le ofreció una toalla pequeña para que se secase.
Al acabar el masaje se volvió a poner el albornoz y fue a desayunar, aunque lo que más le hubiera apetecido en aquel momento era masturbarse.Al entrar en el comedor la sentaron al lado de un señor de su edad que también estaba solo, no era especialmente guapo, pero si fuerte y alto, en otras situaciones ni se hubiera fijado en él, pero iba tan excitada que lo repasó de arriba abajo.
El la saludó con cortesía. Ella. Más caliente que el culo de una sartén, acabó de desayunar, enfiló las escaleras y se dirigió a su habitación, con la intención de calmar sus deseos.
Cuando iba a entrar en la habitación, escuchó un siseo.Era el tipo que se había sentado a la mesa de al lado.
-¿Va a bajar a la piscina?- preguntó el hombre.
-Pues si, pero antes quizá me eche un rato.
El sujeto enarcó las cejas. Algo debía de haber adivinado, porque no se cortó un pelo.
-¿Y solita?
Ella dudó. Era muy fuerte, pero sonrió.El tipo dio un paso, la arrinconó contra el quicio y la besó en el cuello.
Ella notó el bulto de su polla contra su vientre. La debía tener enorme.Sin darse casi cuenta, haciendo que se resistía, abrió la puerta de su cuarto y entró… con él detrás.El tipo era un fresco. La apretó contra la pared y le abrió el albornoz, a la vez que le comía la boca y la mordía en el cuello.Ella suspiraba y él, con la verga cada vez más prominente, empezó a restregarse y acariciarle los cachetes del culo.La empujó hasta la cama, y tiró de las bragas de la parte de abajo del biquini.
Ella quedó con las piernas abiertas y el coño en posición.El muy guarro, la agarró por las tetas, se arrodilló al borde del lecho y empezó a lamerle el coño.-Tienes mojadito el chocho… ¿eh guarra?
Ella gemía como una putita. Nunca la habían tratado así, ni siquiera su marido y eso que el muy cerdo era de los de que "aquí te pillo, aquí te follo”.Al cabo de un ratito y ante el riesgo de que ella se corriera antes de tiempo, el tipo la mandó quitarse el sujetador, se bajó los pantalones y le señaló la polla.
Era tremenda, como ella había supuesto.-Ahora chupa y con delicadeza o voy a tener que darte un correctivo.
Acompañó la orden, con un gesto imperioso, para que ella, en cueros vivos y de rodillas en el suelo, comenzara a comerle la polla.Mientras ella chupaba, él se fue desnudando.
El tipo miraba la escena en el espejo del armario y la obligaba a ella a mirar, sobre todo cuando se la sacaba de la boca y se la volvía a meter.
-Separa un poco más las rodillas, para que se vea bien el culito y el coño en el espejo.
A ella le daba vergüenza, pero obedeció.
Cuando as ella ya le dolían los mofletes de chupar y soplar, el volvió a ordenar:
-Como sólo de flauta no ha estado mal, pero vamos a ver que tal follas.Se sentó en una silla, siempre frente al espejo y la mandó que lo cabalgara.
Ella tuvo una de las corridas más fuertes que jamás había sentido.El, que se había estado aguantando, la puso a cuatro patas en la cama y la folló, con grandes pollazos hasta que se corrió, llenándole el coño de leche.
Se tumbaron en la cama en cueros y él se puso a fumar.-Aunque ya no está muy dura, dale unos besitos y chúpala un poco.Ella obedeció como un corderito.Mientras ella faenaba, el muy cerdo le explicó que dejaba el balneario aquella misma mañana.
Ya tenía las maletas en el coche. Por lo visto, su mujer no lo acompañaba en el desayuno porque había ido a comprar al mercado del pueblo.
-Me tengo que ir a recogerla, pero te dejó el número de mi móvil, por si te apetece repetir.
Le escribió en un papel el número de teléfono y se marchó.
En la nota, estaba el nombre del tipo.
Al quedarse sola y verse en el espejo, sintió vergüenza y se levantó a ducharse. Tiró el papel.
Sólo faltaba que después de aguantar a su marido, terminara liándose con un tipo que la trataba todavía peor. Le había dado mucho gusto, no disponía de las virtudes que ella apreciaba en un hombre.
Se había quedado sola otra vez, pero al menos estaba medio satisfecha. Menudos cuernos que lucía ahora el cabrón de su marido.
Aquella relación le había abierto los ojos y otras cosas, decidió que buscaría discretamente. Seguro que en aquel lugar había buenos candidatos a amantes y tipos dispuestos a administrar un buen calmante a mujeres calientes como ella.
Se volvió a poner el albornoz sobre el bañador y salió a conocer las instalaciones del balneario.
Cuando volvió al mediodía a comer ya se había percatado que solo había viejos y algunas parejas mayores. No había clientes solos.
Como pieza a cazar, sólo restaba el personal, pero casi todo eran enfermeras y a ella la bollería no le interesaba por el momento.Tuvo una agradable sorpresa, al salir del comedor se dio de bruces con el masajista.
El la saludo, ella correspondió y aprovechó para preguntar si trabajaba de tarde.
-Ya he terminado mi turno, pero estoy a su disposición, señora.
Que-Me gustaría un masaje de relajación, pero podemos hacerlo mañana.
-Si tiene usted verdadero interés, podemos bajar.
Ella asintió. Y él se alejó con una sonrisa bastante insinuante.-Hasta dentro de un rato.
Estaba decidida a montárselo con el masajista, pero tenía que ir con cuidado. No quería escándalos.
Subió al cuarto, se acicaló, se perfumó hasta el conejito, se lavó los dientes, se puso un biquini nuevo, se colocó encima el albornoz y tomó el ascensor.
Al entrar en el cuartito del masajista, percibió algunos cambios. El tipo había corrido las cortinas del todo, tenía puesta música e iba en una especie de chándal, en lugar de llevar la bata blanca que lucía en la mañana.
El suelo era de madera y el chavalote iba descalzo, detalle que le excitó mucho.
Cuando empezó el masaje, ella se dejó hacer.
Al sentirse caliente, comenzó a hablar.
-Parece un poco aburrido este sitio.-Todo depende- replicó él.Ella se animó.
-La verdad es que yo, hasta ahora, no tengo queja. Esta mañana, hasta me ha pasado algo increíble.
Poco a poco, fue largando, soltando detalles y no tardó en notar que al masajista le crecía un montículo en la entrepierna.Ante su sorpresa, el tipo no parecía sorprenderse. No se sorprendió, ni se mostró incrédulo. Mientras la masajeaba bien, arrimando las manos por los muslos y acercando las palmas a sus tetas, comentó que era una situación bastante corriente.
Añadió que a él le hacían proposiciones a diario. A veces de señores mayores, mariconazos que le ofrecían importantes sumas de dinero para que los satisficieran. A veces señoras, aunque casi nunca de tan buen ver como ella.
Puntualizó, que no quería tener problemas en el trabajo y que había que ser muy discreto, pero que a nadie le amargaba montárselo de vez en cuando.
-Pero tú eres muy jovencito, para una señora como yo.-Jovencito, pero con una polla como una viga- repuso él, acariciándole sin remilgos las tetas y subiendo la mano hasta el coño.
Ella suspiró y él aprovecho para quitarse el chándal. A ella le apreció que era un ejemplar de calendario. Tenía unos abdominales como9 una plancha de lavar, pero –sobre todo- una verga de campeonato. No había mentido, ni exagerado.
-Te voy a dejar nueva, mi amor- masculló él, apeando el usted.- Vas pensar que te ha atropellado el autobús.
La mujer iba de sorpresa en sorpresa. Musito un desmayado “¿si?”, a lo que él replicó vanidoso que se había tirado docenas de clientas del balneario y ninguna había quedado insatisfecha.
-Hay varias que vuelven y no sólo a tomar las aguas, sino a tomar otra cosa y por todos lados.
-Lo normal es que cobre un suplemento especial, pero a ti te lo voy a hacer gratis… guarrona.
El trabajo fue de antología. La tía, desbocada, comenzó a lamer, chupar, besar, rozarse y él la dejaba, arrimándole la verga a la entrada del coño y retrocediendo.
-¡Métemela ya! ¡Cerdo! ¿No ves como estoy de caliente?
-Espera puta, tienes que estar mucho más caliente, para que te entre bien.
-Si no me la metes, me hago una paja amenazó ella.El le retorció los pezones.
-Como te toques el coñito, aunque sea un poco, te voy a encular y sin vaselina.-Ni se te ocurra- protestó ella.
-Estás advertida.
Sólo de pensar que aquella verga enorme le entraba por detrás, se estremeció. Su marido la sodomizaba a veces, pero de mucho en mucho y la tenía mucho más pequeña. A pesar de eso, siempre le dolía. Aquella polla era tan enorme, que la podía abrir en canal.
Se puso de rodillas y se frotó el cipote del tipo por la cara. Con suavidad, se lo pasó primero por los labios, besó el capullo y finalmente se lo introdujo en la boca, y con ayuda de la lengua le repasó hasta donde podía entrar.
-¿Me la vas a meter?_ ¿Tienes muchas ganas?-Si, mi amor… ¡Por favor!
El la mandó volverse y la folló a lo perro, tirando de las tetas hacia atrás y dándole pollazos.
No la dejaba tocarse y era el mismo quien la pajeaba. Ella se corrió como un animal.
El esperó y le preguntó lascivo:
-¿Tienes ya bastante?
-Si mi amor, si.
-Pues yo necesito descargar, así que elige: o te la comes y te lo tragas todo o el culito…. O las dos cosas-
Ella dudó. Ya había chupado mucho. Se tumbó boca abajo en la camilla, ofreciendo el trasero. Se abrió las nalgas con las manos.
-Métemela, pero ponme vaselina y házmelo despacio.
El le dio unos azotes en el culo, mientras le untaba bien el agujero.
Primero le metió el capullo y ella hasta grito, tanto de miedo como de gusto.
El masajista fue empujando y a los cinco minutos le había clavado en el trasero 20 centímetros de polla. Y encima le tocaba el clítoris.
Ella nunca había sentido nada así. Empalada, sin poder ni moverse, sudando como una cerda y sintiendo los labios del tipo en su nuca, mientras escuchaba obscenidades inimaginables.
El le llenó el culo de leche y la hizo volver a ponerse de rodillas y chupar, antes de dejarla marchar.
-Si quieres otra sesión, ya sabes: la tarifa son 200 euros.
Cuando llegó a su cuarto, iba en una nube. Las experiencias de ese día habían cambiado su vida. Pensándolo bien, todo lo experimentado hasta entonces era Light, falto de vitaminas.No había razón alguna para romper con su marido, pero ya podía ir preparando la cartera el muy cabrón, porque ella ya había reservado 200 euros a la semana para su joven semental.

DEJAME NACER.... MAMA